Moschino no es fácil, nunca lo ha sido y esperemos jamás lo será.
En estos tiempos tan políticamente correctos y tan seguros yo personalmente agradezco la diversión que Jeremy Scott aporta en cada temporada.
No olvido cuando Moschino presentaba en pasarela escandalosas chaquetas con los precios (muy elevados) bordados en la espalda, esa irreverencia era (es) el sello de la firma y por lo tanto una colección inspirada en los obreros de la construcción y los auto lavados me parece original y acertada, por decir lo menos.
La inspiración esta ahí tan presente que prácticamente la puedes tocar, te cuenta la historia de una ciudad que siempre crece, que se expande, que es ruidosa y que rodea, que te "come" y que al mismo tiempo te acobija, te hace parte de ella.
Precisamente es esta literalidad lo que hace que muchos no digieran tan fácilmente lo que se presenta en pasarela, francamente no cualquier cuerpo puede lucir esos vestidos inspirados en las esponjas giratorias de los lavados automotrices y se necesita mucha seguridad para llevar un vestido con semejante señalamiento, pero una vez mas: no es el vestido en si lo que se está vendiendo, es la idea; el concepto y la irreverencia, la "rebeldía" de no usar un vestido rosa, de ser "diferente" y "expresarte".
Esa ironía del viejo Moschino esta presente, en esa parodia al New Look de Dior que aun con todo y que es prácticamente una farsa tiene mejores terminados que lo que Raf presenta en serio.
Y al final del día, lo que realmente vende Moschino también esta ahí: los accesorios con personalidad y un sentido muy retorcido del humor.
Y ustedes que piensan?
No hay comentarios:
Publicar un comentario