Jeremy Scott ha revivido a Moschino, para muchos esta "resucitación" ha convertido la marca en un Frankeinsten pero para mi ha retomado la ironía y sentido del humor con el que fue creada.
Franco Moschino se reía de la seriedad de la moda, sus chaquetas tipo Chanel con adornos imposibles, prendas con los precios bordados, logos extremadamente grandes, colores primarios mezclados entre si... una exageración y una broma pesada contra el buen gusto y minimalismo noventero... y la gente o cayó en la broma o la entendió perfecto porque de pronto Moschino estaba en todos lados, recuerdo que en su momento era un must entre los buchones de mi #luxuryranch tener una prenda escandalosa y muy muy cara (y muchas veces hasta fake sin que ellos lo supieran) lo único que importaba era que tuviese el logo bien grande.
Con la muerte de su creador la marca pasó por diferentes niveles de esa irreverencia hasta volverse más políticamente correcto y los días en que hasta Thalia salía con su bustier de osos de peluche (desconociendo totalmente que era una sátira al uso de pieles en la industria) habían llegado a su fin hasta que de repente Jeremy Scott llega y sacude las cosas; que el tío Karl hizo un desfile en un súper inspirado por la accesibilidad de la moda? Pues Moschino lanza una colección inspirada en la comida rápida... rápida como la moda y las tendencias de hoy: instantáneas y de usar y tirar; como dicen @lasgemelasbarbie.
Y para su colección SS15 Jeremy se saca otro as de la manga presentándonos a la Barbie Moschino.
Pero no es la Barbie "fashionista" de hoy en día, es la muñeca que él conoció y con la que seguramente jugo cuando era niño: es la chica de plástico que a toda una generación le enseño no sólo que las chicas sólo querían divertirse sino que querían hacerlo con estilo.
Y ese estilo está caracterizado por el gran cabello, el peroxido, la lentejuela, el rosa y la frivolidad... "go big or home", no había medias tintas ni sutilezas en la Barbie ochentera.
Y aunque las modas han cambiado la escencia sigue siendo la misma: ahora no usan una lata de spray Aquanet para hacerse un fleco indestructible: lo de hoy con las extenciones chinas de venta por catálogo, las hombreras cedieron el paso a los crop-tops, los olanes se sutituyeron por escotes imposibles y la frivolidad... bueno, esa sigue intacta.
Pero lo que más me sorprendió de esta presentación es que dejando de lado los vestidos exagerados y la logomania hay prendas bastante "ponibles" y accesorios que serán un must la próxima temporada.
Y no podemos dejar de lado el fantástico homenaje a los viejos looks de Barbie.
Moschino obviamente no es para todos, en cierto sentido me recuerda al surrealismo de Schiaparelli y si bien corre el riesgo de ser una colección demasiado gráfica e identificable y por lo tanto llegar a ser cansina debo reconocerle al señor Jeremy que ha logrado sacarme un par de sonrisas.