Estoy seguro que la nueva colección de Chanel pasará a la historia pero no por la ropa, los zapatos o las joyas sino por la genialidad del Tío Karl quien para presentarla tuvo a bien recrear uno de los lugares al que menos podemos relacionar con la exclusividad característica de la firma.
Hoy vivimos en una era completamente distinta a la era dorada de la alta costura misma que supongo le tocó vivir al tío, atrás quedó el glamour Hollywoodense o la elegancia francesa: lo de hoy es ser joven, dinámico y atrevido, en nuestros días ya no basta con que las temporadas se dividan en primavera-verano y otoño-invierno: ahora se necesitan las "colecciones crucero", la "colección cápsula", y para los de bolsillos ajustados se crearon líneas supuestamente más accesibles derivadas de las grandes casas como Marc By Marc Jacobs o Miu Miu de Prada y por supuesto las famosas colaboraciones con los gigantes fast fashion como H&M y si le movemos un poco están las famosas "versiones" (los clones pues) de las tiendas low cost para los que como yo son "totalmente rebajas".
Asi pues todo eso que antes fue exclusivo de unos pocos afortunados ahora aparentemente está al alcance de todos, pero esta inmediatez ha acelerado la velocidad con que gira la rueda de la moda haciendo que en solo tres meses estemos hastiados de una tendencia que en años anteriores duraba mínimo un año. Siempre queremos más y lo queremos ahora, tan al alcanze de la mano como cualquier cereal del supermercado.
Queremos todo rápido, barato y sin esforzarnos demasiado y sobre todo queremos sentirnos únicos y exclusivos con productos que pueden tener todos, así de contradictorios somos los seres humanos.
Por eso considere que esta pasarela sociológicamente fascinante: ver como la gente se maravillaba por cosas habitualmente tan comunes como una botella de ketchup o unos simples guantes de plástico para lavar platos sólo por "ser" Chanel y sobre todo ver como perdían el control los finos asistentes al desfile cuando se llevaban todos estos productos que sirvieron de útileria para el montaje del show.
Sin duda el sentido del humor de Karl Lagerfield es bastante retorcido y esta colección es su cachetada con guante blanco a las exigencias de los nuevos tiempos presentando tennis en lugar de tacones y pants llenos de hoyos en una aparente transgresión a la tradición de la firma.
Lo único malo o contraproducente es que pocos prestaron atención a la verdadera ropa que salió a pasarela, nos concentramos mas en las celebridades y en el exquisito sentido del humor detrás del diseño de todos estos pseudo productos de la canasta básica.
Pero que importa, ya todos queremos ver lo que sigue: Chanel en Dubai!!! Por lo visto la moda si es un circo y Karl Lagerfield es su maestro de ceremonias.
Por cierto... como es que esta canción no fue parte del soundtrack del desfile?